jueves, 9 de septiembre de 2010

Discurso con coherencia

Roberto J. Camacho
Asociación Opción Meta


Cuando estando recién electo el Presidente Betancur visitó Leticia, como parte de un recorrido a los que entonces eran denominados como Territorios Nacionales, encontró al navegar el río Amazonas, que en cierta vereda de la rivera, la precariedad de la presencia del Estado, era sustituida por el entusiasmo del comandante del puesto de policía, un suboficial con rango de Sargento, quien además era el Maestro de la escuela, Presidente de la Junta de Acción Comunal y si la memoria no me falla, enfermero del Puesto de Salud. Tamaña demostración de fe patriótica motivó la extensión de invitación especial a la posesión presidencial, así como la expresión de estar en una tierra donde hay “Pocos votos, pero mucha patria”.


La situación de las regiones marginadas del país, en especial la Orinoquia y Amazonia, formada por 10 departamentos que ocupan cerca del 55% del territorio y habitada por un poco mas del 5% de la población, ha venido y seguirá siendo el “caldo de cultivo” de buena parte de los males del país, de no revertirse el trato que se le ha venido prodigando. En estas regiones es donde se sufren los mas agresivos ataques a nuestras condiciones de nación, se esconden los secuestrados, abunda el narcotráfico, se ocultan los mayores enemigos del país y se conciben los planes hacerle daño a los colombianos. Es allí donde realmente se está jugando el futuro de nuestra democracia.

Por tener pocos votos, estas regiones no han sido del interés estratégico campañas presidenciales y se suele preferir la focalización en las grandes capitales antes que desperdiciar recursos en sitios con pobre peso electoral. Por eso es especialmente meritorio el que, Sergio Fajardo, cuya propuesta no se arredra, ni se somete al temperamento dubitativo de otras supuestas aspiraciones, haya recorrido el oriente del país pasando entre otros por Vichada, Guainía, Guaviare y Vaupés, como no lo ha hecho jamás un aspirante a la Presidencia, entregando así un consistente mensaje de inclusión y dignificación a los marginados.

Mas que “Seguridad Democrática” necesitamos una “Democracia Segura”, estable y sostenible, no una frágil como la que se siente en varias regiones del país y que expresa el mismo Presidente al invocar la vitalidad de lo que llama “la culebra”; con coherencia Fajardo propone que cada que se avance un milímetro en la disminución de la violencia, cada que se le quite una tajada, hay que entrar con las intervenciones sociales, con las oportunidades, no dejando un solo centímetro cuadrado del territorio sin la fuerza legítima del Estado, pero también entregando lo “mas bello a los mas humildes” como evidencia de que se quiere realmente combatir la desigualdad y encontrar al fin la paz que necesita el país.

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