miércoles, 6 de octubre de 2010

Pensando en el futuro

Pensando en el futuro

LAS DISCUSIONES SOBRE LA coyuntura no pueden hacernos olvidar que uno de los determinantes cruciales del desarrollo de nuestro país será la capacidad de los actuales y futuros empresarios de producir ideas que generen valor.

Dichas ideas pueden ser nuevos productos, nuevos servicios o nuevos procesos o tecnologías, o diseños originales o nuevos inventos, y ellos se conocen con el nombre genérico de innovación. No hay recetas escritas, pero sí se pueden crear condiciones en las que sea más probable que florezca. Aunque se da dentro de las empresas, el éxito de la innovación requiere de muchos factores en un largo camino que comienza desde formación de los gerentes, técnicos y operarios. Tenemos que pensar de dónde van a salir esos empresarios y empleados que van a tornar competitivas nuestras empresas, industrias y regiones, porque Colombia sólo podrá crecer con actividades de alto valor agregado. Ya no podemos competir en actividades de bajos costos, porque nuestros salarios son demasiado elevados y no tenemos nada que hacer frente a los competidores de Asia y crecientemente de África.

Se pueden tener ideas geniales sobre los sectores jalonadores de la economía o de planes transversales en infraestructura, pero sin empresarios decididos a innovar, a tomar riesgo, a invertir, a buscar mercados dentro y fuera del país, no vamos a generar valor, empleo, ingresos para las familias o impuestos para el gobierno. Algunos de esos empresarios vendrán con la inversión extranjera directa que ha está llegando al país en forma masiva en los últimos años. Pero este impulso no será suficiente, porque dicha inversión está muy concentrada en los sectores de minería, energía e hidrocarburos, los cuales son muy intensivos en capital y generan poco empleo, al tiempo que absorben capital del público y de los inversionistas institucionales. Además, esa expansión está apreciando la tasa de cambio real y contrayendo todos los sectores transables diferentes a los de la bonanza.

¿Qué hacer, entonces? Colombia necesita un plan a largo plazo para replantear en forma radical y comprehensiva todo el sistema de educación terciaria y de ciencia, tecnología e innovación. Algunos de los componentes de dicho plan podrían ser los siguientes. Por el lado de los recursos, además del 10 por ciento de la bonanza que se ha planteado para ciencia, tecnología e innovación, una parte sustancial del fondo de compensación regional debería dedicarse a nuevos proyectos educativos o a reformar la educación terciaria de los departamentos. Pero no todo el problema es de plata. Tenemos que convertir las universidades regionales, como las de Córdoba, Sucre, Magdalena o Nariño, en verdaderos centros de formación para la creatividad y la innovación con drásticas reformas que aumenten su calidad, eficiencia, rendición de cuentas y transparencia. Posiblemente habrá que crear unas veinte nuevas universidades de primer nivel, pero no sin antes crear una nueva comisión de regulación de la educación superior que certifique la calidad y el funcionamiento de instituciones terciarias públicas y privadas y cancele la licencia de funcionamiento de decenas de universidades de garaje que engañan sistemáticamente a miles de jóvenes.
Finalmente, este plan debe evaluar y proponer una reforma del Sena. Hay motivos para pensar que el Sena no sólo ha operado muy por debajo de su potencial, sino que permanece anclado a un país que desapareció hace mucho tiempo, muy diferente al actual y, sobre todo, muy diferente al que necesitamos en el futuro.



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http://www.elespectador.com/columna-228030-pensando-el-futuro

p. William Giraldo Zuluaga en la Conce 25sep10