domingo, 26 de marzo de 2017



LA TEORÍA DE LA POLÍTICA SOCIAL.

La política social se define como el conjunto de intervenciones dirigidas a mejorar las condiciones de desarrollo humano en la sociedad y la participación ciudadana en la toma de decisiones orientadas a lograr una equitativa asignación de bienes y servicios. Aunque la política social incluye las intervenciones estatales, ésta no se restringe a ellas, debido a que el compromiso del sector privado, de la comunidad y de los actores políticos es necesario para los procesos de toma de decisiones, y a la hora de implementar y manejar programas de cambio social se requiere de todos ellos.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD, el objetivo de las políticas sociales es lograr el pleno desarrollo de las capacidades de todos los seres humanos y hacer ver que la vida de estos es importante. Varias declaraciones se han hecho enfocando el objetivo de las políticas sociales en los seres humanos, entre ellas la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 y la Declaración de Río en 1992: “Principio 1: Los seres humanos son el centro de preocupación para el desarrollo sostenible. Requiere de buena salud y de una vida productiva para armonizar con la naturaleza”. El Estado debe velar por la consecución de estos fines. 

Al hablar de política social, el primer aspecto que se debe considerar es: ¿Cuáles son los problemas de los que se ocupa la política social?; el segundo: El importante papel del Estado en procurar y gestionar el bienestar público, sobre todo en las sociedades capitalistas modernas.; el tercero: ¿Cuáles son los supuestos socioculturales, económicos y políticos en torno a los cuales se ha organizado la política social en los países más avanzados, y si es posible considerar la vigencia de esos mismos supuestos en nuestras sociedades? En las sociedades avanzadas, la política social se ocupa de tres áreas básicas: 1. Las políticas de producción, administración y acceso a los bienes y servicios públicos (salud, educación, alimentación, vivienda). 2. Las políticas de empleo y los arreglos correspondientes sobre las formas de remuneración. 3. Las políticas fiscales de ingreso y gasto público, en particular las referidas a los gastos sociales a través de asignaciones directas, subsidios y transferencias.


El Estado gestiona estos tres tipos de acciones de política en el marco de ciertos supuestos que fueron constituyéndose a lo largo del proceso de modernización de las sociedades. Estos supuestos son los siguientes: a. Producción social basada en la propiedad privada de los medios de producción y en el trabajo asalariado libre. b. Abastecimiento generalizado de bienes y servicios a través del intercambio mercantil. c. Reducción de los lazos de índole comunitario-vinculante a los lazos correspondientes a la familia nuclear: cónyuges e hijos menores de edad. d. Sustitución de los lazos de pertenencia comunitaria, clásica y estamental por el estatuto de ciudadanía, que atribuye al conjunto de los miembros considerados ciudadanos de un Estado-nación un conjunto de derechos y obligaciones formales iguales para todos. e. Dependencia material generalizada de los ciudadanos de los ingresos provenientes del trabajo asalariado. En el caso de los países capitalistas avanzados, el conjunto de arreglos económico-sociales instrumentados a través de las políticas sociales dieron lugar a la conformación de sistemas de seguridad social, y han sido denominados genéricamente Estado Benefactor o Estado de Bienestar.


EL ESTADO Y LA POLÍTICA SOCIAL.

En el contexto de las políticas sociales desde diversas concepciones de Estado, uno de los temas de mayor interés en las Ciencias Sociales es el de las transformaciones y cambios del Estado, y en este amplio espectro tiene singular importancia el tema de la política social, que fluctúa desde visiones en las cuales se les da una gran importancia hasta quienes sostienen que lo que realmente existe son las políticas económicas, cuya efectividad se evalúa por los impactos sociales que generan. Los dos grandes paradigmas vigentes, con base en los cuales se han generado las políticas sociales en el mundo occidental en los últimos 50 años, más específicamente, a partir de la Segunda Guerra Mundial son: la concepción del Estado Benefactor o Estado de Bienestar y el Modelo Neoliberal. La concepción del Estado de Bienestar tiene sus orígenes a fines del Siglo XIX y se prolonga hasta nuestros días, alcanzando su pleno desarrollo a partir de 1945, cuando la mayoría de los países capitalistas de Europa asumen la política económica keynesiana.

Según la teoría keynesiana la expansión de los programas de bienestar actuando desde el Estado se justificaba no sólo con el fin de remediar las necesidades básicas de la población, sino también como política para regular el mercado y revisar el consumo. Los defensores de esta teoría fueron los países socialdemócratas. Las bases de las políticas sociales generadas desde el Estado de Bienestar son gestadas desde arriba, y se fundamentan en el aumento del gasto público hacia lo social e incremento de las cargas fiscales, con el fin de mejorar los niveles de vida de la población, especialmente el empleo, la salud, la educación, la jubilación, incentivando la actividad comercial y la producción, la estabilidad social; consolidando la paz y defendiendo los consensos entre las distintas fuerzas sociales. Una característica de este paradigma consiste en que el Estado se convierte en el empresario más próspero de los países capitalistas avanzados, con una gran presencia en la vida social, especialmente en las relaciones con la sociedad civil. Este paradigma político-social es de gran utilidad para América Latina. La mayor parte de las naciones de esta región viven una situación social semejante a la que vivió Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de las economías devastadas, la población padeciendo todo tipo de necesidades, cargados de odio, intolerancia y desesperanza.

 Actualmente, el paradigma de las políticas sociales del Estado de Bienestar moderno no es un Estado de servicios sociales dirigidos al uso de los recursos comunes para abolir la miseria y asistir a los más desfavorecidos, sino una de las grandes uniformidades estructurales de la sociedad moderna, en la que el poder político se emplea para modificar, con medios legislativos y administrativos, el juego de las fuerzas del mercado en tres sentidos: 1. Garantizar a los individuos y las familias una renta mínima independiente del valor de su trabajo en el mercado y de su patrimonio. 2. Reducir la inseguridad social capacitando a todos los ciudadanos para hacer frente a circunstancias difíciles (enfermedad, vejez, desempleo, etc,). 3. Garantizar a todos, sin distinción de clase ni de renta, las mejores prestaciones posibles de un conjunto determinado de servicios.


El segundo paradigma es el Modelo Neoliberal, el cual plantea que dentro de una convivencia democrática se aseguren las libertades individuales, la seguridad nacional y el mantenimiento del sistema con base en un orden jurídico. Este modelo se caracteriza por la privatización, la libertad de mercados, la reforma monetaria, la reducción del gasto público y la globalización de la economía, para lo cual hay que

promover el crecimiento de la economía sobre la base del desarrollo de las relaciones de producción capitalista. Este modelo se ha implementado en América Latina, especialmente por la influencia que ejercen en la región el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Por esto, la visión de las políticas sociales muestra marcada diferencia con el Modelo Socialdemócrata.

Para este paradigma, la vieja contradicción entre política social y económica no puede existir, y menos aún la idea de que puede haber una interacción entre política económica y política social, como argumenta la Socialdemocracia. Para el Modelo Neoliberal lo que existen son las políticas económicas que tienen su injerencia en lo social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario